miércoles, enero 10, 2007

A solas con el Hipopótamo de Pumper

A penas publiqué la entrevista con Ronald (aún debe la visita a La Martona) sonó el teléfono. Duranga, que estaba tratando de conectar no se que mierda, atendió y me dijo ‘es para vó, no tengo idea quién’.
En un primer momento yo tampoco supe, pero pronto un inconfundible bostezo acompañado de un ‘dale pelotudo, soy yo’, me trajeron a la realidad. El que estaba del otro lado de la línea no era mi viejo amigo el Hipopótamo de Pumper Nic, famoso en los 80 con su cadena de comidas rápidas.
Nos citamos para vernos unos días después para charlar un rato, ya que hacía tiempo que no sabía de él, y las últimas noticias que me habían llegado no eran alentadoras. Recuerdo que en aquellos años era común encontrarlo en cualquier evento de sociedad o por la noches en Cocodrilo, donde siempre te decía ‘vení puto, tomate en un champú o estás muy apurado?’ Atrevido, rebelde pero siempre bien dispuesto para atender a un amigo, así era este pintoresco personaje por aquellos años.
Poco queda. A penas puedo reconocerlo cuando me atiende, cabizbajo, en su modesto ph de almagro.
-Mirá –me primerea- hace tiempo que lo vengo meditando, la pasé fulera, estuve muy jodido, pero ahora quiero contar mi historia. Que la gente sepa realmente que pasó y no se quede con trascendidos o rumores.
Ni lento ni perezoso le retruco con un: -Contame todo.
-Mucho se dijo sobre que el cierre de mi cadena estaba estrictamente vinculado a un problema de marcas o, llegué a escuchar con fuerza, a que mi ‘estilo de vida’ había afectado mi capacidad para llevar adelante el negocio. Nada más alejado de la realidad. La quiebra fue planeada y claramente ligada al cambio de paradigma económico de los 90. Pumper Nic era un objetivo para iniciar la indiscriminada apertura comercial y la penetración cultural a la que fuimos sometidos, y que terminó con gran parte de a industria nacional.
Está como poseído, habla con la mirada perdida en una foto que tiene con Olmedo y Porcel en el lobby del Hermitage. Pero no puedo, a pesar de que es mi amigo mi compromiso está con la verdad y le digo: -Ajá, te sigo, decime.
-Mirá, había que empezar por algún lado y no nos boludos, saben que a los argentinos nos compras por el estómago. No es joda, me llegó la copia de un paper que decía que tenían que cerrarnos para que se instalaran definitivamente Mc Donald´s, Burguer King y Wendy´s. Así fue como estos tipos pusieron mucha guita en la campaña de Carlos…
-No lo nombres!
- … del turco. Apenas asume me lo cruzo en Cocodrilo. El tipo estaba festejando, rodeado de gente, pero me llama y me dice ‘negro, pegale una vuelta de rosca al negocio porque así como está no va más’. Imaginate que yo, pasado de frula y champagne no entendí de qué carajo me estaba hablando. Dos meses después empezaron las inspecciones de bromatología, de la DGI (NdR: es lo que ahora se conoce como AFIP) y los pibes se empezaron a sindicalizar. Me hacían quilombo por todo, por nada, imposible mantener un negocio. Sufría robos todo el tiempo y en cuanto se vencía el contrato de alquiler de un local, los dueños me pedían fortunas.
Yo no salgo de mi asombro pero esto es muy jugoso, así que me prendo un pucho y mientras comento: -Terrible, no te puedo creer.
-
Creeme. Lo de la marca fue chamuyo, yo con la gente esta tenía un arreglo, a ellos no les interesaba la plaza argentina. Pero viste como es… llamados de aquí, llamados de allí, fijate lo que pasó cuando cayó la URSS, una de las primeras cosas que hicieron fue abrir un Mc Donald´s. Y te digo, si cuando muere Fidel abren uno en Cuba, dalo por hecho que ese Raúl transó y se viene la apertura.
No me dejaron en paz, amenazaron a mi vieja, a mis hermanos y me armaron un par de causas por tráfico de drogas y trata de blancas. Son tipos sin escrúpulos.
Un día me cansé, ya estaba enfermo, mi vieja había muerto de tristeza y realmente no tenía un sope. Entonces llamé a Ronald, Wendy y a Pipino ‘el breve’, rey en ese momento de Burger King. Les dije que tiraba la toalla, que no daba más, que no entendía que mierda pasaba, luego de tantos años y tan buena relación en el foro mundial de empresas de comidas rápidas. Sabés qué dijeron? Se cagaron de risa. Ronald estornudó y nos salpicó a todos de merca, Wendy bajo la cabeza y Pipino, siempre el más frontal me dijo ‘perdoná viejo, no está en nuestras manos esto viene de arriba’.

Miro el reloj y es la mismísima hora del orto. La verdad que la historia es buena pero hace cuatro horas que lo escucho hablar sin parar. No puedo más con el olor a pis de gato, fritanga y humedad que tiene la casa, así que me levanto y cierro con un: - Indignante. Menos mal que dejamos atrás hace algunos años aquella vieja argentina. Hipo asiente con la cabeza y me despide con cálido abrazo.