jueves, octubre 12, 2006

A solas con Ronald

Hace tiempo que intentamos juntarnos pero nunca coincidimos. Él se la pasaba viajando y yo no tenía todavía las herramientas para moverme tranquilo.
Finalmente hace unos días logré ir de incógnito hasta su nueva casa y ya quedó el compromiso para que participe de nuestro próximo encuentro en La Martona. Es bueno que dos grande amigos retomen contacto.
Cuando llego me está esperando en la puerta de su casa sentado en un viejo banco de plaza. Con una pierna izquierda sobre su rodilla derecha, un brazo sobre el respaldo del banco y una amplia sonrisa me da la bienvenida. ‘Qué hacés che, es un gustazo tenerte por casa’, me dice mientras nos estrechamos en un cálido abrazo.
Lo veo igual que siempre, salvo porque aquel pelo rojo furioso hoy está entrecano. La casa es humilde y muy confortable.
No dudo y lo acorralo con un…Cómo estás?
‘Mejor, más tranquilo. Creo que bajé de la cima en el momento justo. No es fácil pero de a poco me voy adaptando. Fueron muchos años de ir y venir, de estar rodeado de gente que se te acerca por la plata y que te ofrece cosas. Entendés?’
Como para no entenderlo, los que siempre lo quisimos bien nos cansábamos de decirle que tenía que parar.
‘Al final había días que no sabía ni en que local estaba, los grititos histéricos de los nenes son universales como los colores chillones de mis ex locales. Es que nadie me decía nada, ya no tenía control de mi vida me subían y me bajan del avión a veces es estados deplorables.’
No lo quiero abrumar pero en el fondo y aunque reniegue, soy un periodista incisivo: Y ahora?
‘Ahora acá me ves, tratando de recuperar el tiempo perdido. De los locales no me quedó casi nada de guita, me cagaron de lo lindo, así que volví al negocio familiar. Para mi fue muy importante porque estuve casi 10 años sin hablarme con mi viejo. Mamá me llamaba cada tanto, pero le hacía mal escuchar rumores y verme tan mal.
De todas formas abrí mi propia empresa. No quiero roces con nadie y este es un negocio que se puede manejar bien solo. Realmente estoy feliz, es muy tranquilo y no jodés ni te jode nadie.’

Lo noto cansado y decido partir. Hace unos minutos recibió un llamado de la morgue y creo que en un par de horas va a tener trabajo. Otro abrazo, ahora de despedida, y me voy recordándole su promesa de visitarme.

1 Comments:

At 13 oct 2006, 01:07:00, Anonymous Anónimo said...

Nadie es profeta en su tierra. Tal como le sucedió a Krusty, Ronald se ha transformado en un paria para la sociedad estadounidense. Muy fea la actitud con el pobre clown. Ahora uno toma distancia y se da cuenta que fue usado por el consumismo del capitalismo salvaje. Que no suceda lo mismo con usté Comandante Plinplín! ...y bueno, si sucede, recuerde que los niños seguirán cumpliendo años y contratando estrellas venidas a menos para animar sus fiestitas.

 

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